No hay azúcar sin cañeros. Los estadounidenses pueden atribuir una gran parte del azúcar que consumimos a los trabajadores haitianos quienes soportan duras condiciones en los campos de caña del Caribe. Muchos de estos trabajadores, conocidos como cañeros, trabajan en los campos de caña de la República Dominicana en condiciones insondables para productores privados de azúcar. Entre esos productores se encuentra la Central Romana Corporation Limited (Central Romana), una empresa dominicana que pertenece en gran parte a los billonarios hermanos Fanjul de Florida. La principal compañía inversionista de los Fanjul, American Sugar Refining, Inc. (ASR Group International, Inc.) es el mayor refinador y comercializador de azúcar de caña del mundo. ASR Group es propietaria de las marcas de azúcar Domino Sugar, C&H Sugar y Florida Crystals, y suministra azúcar a Hershey.
El mes pasado, la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) comenzó a bloquear las importaciones de azúcar en bruto y productos derivados del azúcar procedentes de los campos dominicanos de Central Romana mediante una orden de retención (WRO, por sus siglas en inglés), alegando la existencia de pruebas de trabajo forzoso. Para recuperar el acceso al mercado estadounidense, Central Romana tiene que trabajar con la CBP para desarrollar un plan de remediación y luego remediar realmente los daños identificados por la CBP en su WRO.-.
El sindicato de trabajadores de la caña de azúcar, la Unión de Trabajadores Cañeros (UTC), acogió con satisfacción la WRO y está pidiendo sanciones adicionales en virtud de la legislación nacional para presionar a Central Romana para que aborde su papel en la crisis de derechos humanos en el sector azucarero dominicano. La semana pasada, más de 200 cañeros protestaron ante el Ministerio de Trabajo, pidiendo que se actúe sobre la situación de los derechos humanos en Central Romana a la luz de la WRO.
Este post destaca el apoyo de los cañeros a la prohibición estadounidense de importar azúcar del Central Romana de la República Dominicana y las demandas de los trabajadores a la empresa.
La UTC es el sindicato de cañeros de todo el sector de la República Dominicana. El sindicato se formó en 2009 con el objetivo de garantizar las pensiones de los cañeros de edad avanzada -muchos de los cuales trabajan hasta los 70 a 80 años-, pero rápidamente amplió su misión para abordar la gama más amplia de daños incesantes que sufren los cañeros y sus familias. A pesar de la vigilancia, las amenazas y la intimidación casi constantes, la UTC está presente en los vastos campos de caña y en los destartalados batey o campos de trabajo de Central Romana y de otros productores de caña de azúcar de la parte oriental de la isla colonialmente nombrada Hispaniola.
La mayoría de los cañeros de Central Romana están indocumentados, no tienen contratos de trabajo, trabajan turnos de 14 horas con salarios extremadamente bajos (unos 200 pesos dominicanos, o entre 3 y 4 dólares estadounidenses por tonelada de caña) y no tienen acceso a atención médica. Además, están sometidos a condiciones de trabajo peligrosas que llevan a muchos a sufrir enfermedades y lesiones, viven en viviendas en mal estado proporcionadas por la empresa y, si se oponen a las prácticas laborales de Central Romana, se enfrentan a un riesgo considerable de despidos y desalojos como represalias.
En una conversación reciente, el coordinador de la UTC, Jesús Núñez, afirmó: "Tiene que haber una intervención en el Central Romana. En un lugar que es moderno, turístico e industrializado no puede haber una población esclavizada, vigilada y maltratada". "Estamos de acuerdo con las sanciones", dijo, "pero no se pueden levantar sin respuesta a nuestras demandas".
No hay que confundir la UTC con el Sindicato Unido de Trabajadores, el sindicato de la empresa por el que los cañeros pagan cuotas que se deducen automáticamente de sus pagos y cuyos miembros, según se informa, participan en la vigilancia exhaustiva de los trabajadores en el Central Romana, prestando especial atención a los trabajadores que se reúnen en grupos sin obtener primero el "permiso" de recursos humanos. (Al parecer, el sindicato de la empresa ayuda a las fuerzas de seguridad del Central Romana a vigilar a los trabajadores. Aunque la gran mayoría de los bateyes de Central Romana no tienen electricidad, agua corriente, ni baños y cada batey cuenta con al menos un guardia de la empresa asignado a vigilar a los trabajadores y sus familias). Central Romana no reconoce a la UTC, pero publica sus negociaciones con el sindicato de la empresa, cuyos dirigentes cobran, supuestamente, salarios mucho más elevados que los cañeros.
Por ejemplo, la empresa está promoviendo un reciente acuerdo firmado con el sindicato de la empresa después de la WRO. Los cañeros denuncian que el acuerdo, que incluye un aumento salarial significativo para los trabajadores dominicanos del Central Romana que no cortan caña, no aplica a los cañeros, que en su mayoría son indocumentados y no están clasificados formalmente como empleados, sino como "jornaleros".
La UTC está aprovechando la reciente atención sobre Central Romana, suscitada por la WRO, para avanzar en sus demandas de mejoras que beneficien realmente a los cañeros. Aunque los miembros de la UTC reclaman pensiones y una jornada laboral más corta, insisten en que es necesaria una "humanización" integral del lugar de trabajo. La "humanización" requerirá la acción del gobierno, especialmente en torno a la protección de los trabajadores indocumentados, pero entre las demandas para el Central Romana figuran las siguientes:
Proporcionar a los cañeros contratos de trabajo acordes con la legislación dominicana y las normas laborales internacionales;
Jornadas laborales de ocho horas;
Eliminar los desalojos forzosos;
Viviendas dignas con servicios básicos;
Acceso a la atención sanitaria;
Alojamiento para los cañeros que hayan enfermado y/o quedado discapacitados como consecuencia del trabajo de la caña; y
Eliminar la guardia campestre (sistema de vigilancia de estilo paramilitar).
Con la creciente presión económica y política de Estados Unidos, todas las miradas están puestas en el Central Romana y los Fanjul. Es mucho lo que está en juego y queda poco tiempo para que den un paso al frente y se centren en la dignidad, la salud y el bienestar de los cañeros de los que dependen.
Este blog también está disponible en inglés.
Avery Kelly es abogada de Corporate Accountability Lab.